Jerez, lagar de sentencias por burlerías

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La Paquera de Jerez.

Jerez de la Frontera tiene un patrón, San Dionisio, al que se conoce como el santo sin cabeza porque se la cortaron en el siglo III y, según narra su hagiografía, anduvo con ella bajo el brazo varios kilómetros. Ese tajo remite a otro más reciente, el que la alcaldesa dice que se daría en la mano antes de usarla para robar. La que expele tal sentencia es María José García-Pelayo, una edil popular a la espera de que el juez Pablo Ruz decida si la imputa en una pieza separada de la trama Gürtel.

Esta forma de expresarse, sentenciando, es muy flamenca. Y a flamenca a Jerez pocas ciudades le ganan. Es la cuna de La Serneta, de Charamusco o del Marruro. También la de Tío José de Paula, Terremoto o Paco la Luz, mitos de la ciudad que todo el que se acerca al cante sigue y persigue. Ellos ya están en las enciclopedias, pero tienen recambio: José Mercé, por citar solo al más conocido. Una lista de nombres tan larga que pone en entredicho las estadísticas, que dicen que sólo el 6% de los jerezanos es gitano. Sin embargo, lo que se palpa en la calle y refiere el flamencólogo José María Castaño es que uno de cada cuatro tiene ADN caló.

No hay más que darse una vuelta por el barrio de Santiago para ver su importancia: Fernando de la Morena, Diego Carrasco o Tía Juana la del Pipa son leyendas vivas del vecindario; La Macanita y Sorderita con su voz, El Bo y Chicharito a las palmas siguen la senda. Hay variedad de estilos y de intereses, pero todos dominan el compás, emblema del flamenco jerezano. Y en el barrio de San Miguel, más de la misma calidad: Manuel Torre, Agujetas padre, el Torta, La Paquera, los Carpio…

La lista es interminable y además en Jerez no sólo el cañí sabe cantar. Antonio Chacón es un ejemplo y un referente; Capullo de Jerez, un personaje con miles de fans, y desde hace un tiempo otro gachó tiene a la afición metida en el bolsillo: David Lagos, ganador de la última Lámpara Minera del Festival de Cante de La Unión. Su hermano Alfredo es un maestro de la guitarra, instrumento que en Jerez tiene referentes como Gerardo Núñez, Paco Cepero, los Morao, los Parrilla y José Quevedo Bolita o Santiago Lara por citar sólo a unos pocos. Un paseo por las calles de ambos barrios da cuenta de que, mejor, mejor o soberbiamente, casi todos tocan la guitarra, “cantiñean”, bailan o saben hacer las tres cosas.

Pero no es necesario llegar a esos vecindarios para darse cuenta de eso. En el aeropuerto, el taxista para el coche para mostrar sus habilidades echándose un cantecito de Huelva. “Aquí, sabe usted, sobran artistas y falta trabajo. Pero como lloramos con un ojo y bailamos con el cuerpo entero, no nos escucha ni Cristo”, sentencia el conductor tras acabar el fandango.

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